domingo, 30 de mayo de 2010

LA MASCULINIDAD DE IZQUIERDAS Y EL ABORTO: CUANDO LOS VARONES PROGRES PISAN EL PALITO.

Son varones marxistas, troskos, freireanos, sartreanos, ecologistas, anarkos, igualitaristas, ocupas, y chavistas; pero por sobre toda las cosas: son muy progres. Sin embargo, cuando se trata de hablar sobre el aborto, casi todos pisan el palito.

El domingo 4 de mayo Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto fuimos invitadas a hacer una presentación sobre el funcionamiento de la línea Aborto: más información menos riesgos en la Feria del Libro Independiente (FLIA).

Éramos 5 compañeras del grupo y decidimos dividirnos y circular por toda la feria para distribuir material e invitar a la mayor cantidad de personas posibles a participar de nuestra presentación. Después de mucha interacción y de entregar masivamente folletos y volantes me encontré con el siguiente patrón de respuesta por parte de la mayoría de los varones:

"¿¡Y yo qué tengo que ver con el aborto?!"

Como un reflejo directo de esta reacción masculina a nuestra invitación para participar de la presentación sobre cómo las mujeres abortan con misoprostol, concurrieron al taller todas mujeres y ningún varón.

Es como mínimo curioso el contraste entre las reacciones de estos varones de izquierdas (a menos que hayan sido todos varones no heterosexuales) y la realidad del aborto como práctica social. Porque a partir de las 3.000 llamadas recibidas a través de la línea pudimos reconstruir el papel central que juegan los varones en la práctica del aborto con misoprostol: desde ser los principales responsables de prácticas sexuales riesgosas, hasta la compra del misoprostol.

Según el tercer informe* publicado por Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto, en base a 3.188 llamadas de mujeres que buscaron información pública sobre el uso seguro del misoprostol para abortos en el primer trimestre de embarazo llamando a la línea Aborto: más información, menos riesgos, surge que el 70% de los varones no usó preservativo. Según el mismo informe las mujeres explicitan las dificultades que encuentran para negociar con ellos la anticoncepción y prevención de ITS. A pesar de que los varones progres digan que ellos no tienen nada que ver con el aborto, los varones sí participan de las decisiones reproductivas, controlando las condiciones del encuentro sexual para evitar el uso del forro y forzar a las mujeres al coito interrumpido (en el mejor de los casos)

El informe también muestra que en el 45% de los casos las mujeres llaman a la línea apoyadas y acompañadas por sus parejas. Son los mismos varones que en muchas ocasiones llaman antes que ellas para hacer el primer contacto y se ocupan también de comprar el misoprostol clandestinamente o con receta en las farmacias.

Pensar, como varones, que no tenemos nada que ver con el aborto de nuestras parejas o compañeras sexuales supone que la maternidad forzada no implica también la paternidad forzada. Supone que como varones no nos importa la salud ni la vida de nuestras compañeras frente a un aborto clandestino. Estas suposiciones implican una peligrosa dosis de masculinidad misógina.

La frase “¡¿Y yo qué tengo que ver con el aborto?! tiende a reforzar estereotipos masculinos violentos que reproducen la separación entre las practicas sexuales, como esfera de dominio masculino, de la reproducción, como esfera predominantemente femenina. Cuando los varones participamos de las relaciones sexuales y reproductivas imponiendo nuestra voluntad, reforzando las asimetrías sociales de poder, y poniendo en riesgo la salud de nuestras compañeras no es para nada progre.


*www.informacionaborto.blogspot.com