martes, 5 de enero de 2010

La violencia masculina en el acceso a la anticoncepción: entre lo interpersonal y lo estructural

Los varones controlan a las mujeres en distintos campos sociales. Pero la  sexualidad es, sin duda, el campo ideal para descubrir   los secretos más oscuros de la violencia masculina. El control de la sexualidad se ejecuta rutinaria y meticulosamente a través de diferentes tipos de violencia masculina, pero se pueden resumir en dos grandes categorías:  la interpersonal  y la estructural

Mientras la violencia interpersonal irrumpe y es ejecutada por un individuo visible, en general próximo socialmente a la víctima, incluso perteneciente al mismo barrio o grupo familiar; la violencia estructural  en cambio es parte del funcionamiento rutinario de la sociedad y  es el resultado directo o indirecto de las decisiones invisibles que toman los grupos dominantes de una sociedad. Y  las víctimas, en general,  son  los grupos socialmente excluidos.

En cuanto a la violencia interpersonal, nada es más fácil para los varones que usar un forro: es relativamente barato, muy accesible, no requiere consultar a un/a profesional de la salud,  y como si todas estas razones  fueran poco convincentes,  por el mismo precio ofrece  doble protección: es el método más efectivo para prevenir el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, y evitar embarazos no deseados.

Sin embargo, según el último  informe publicado por Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto, en base a 1.700 llamadas de mujeres que buscaron  información pública sobre  el uso seguro  del Misoprostol para abortos tempranos llamando a la  línea Aborto: más información,  menos riesgos, surge que el 75% de los varones no usó preservativo.

En el  sistemático NO uso del preservativo por parte de los varones se concreta una de las formas dominantes de masculinidad y sus  consecuencias   riesgosas  para la salud y la vida de las mujeres.  La masculinidad hegemónica, y su violencia implícita, implica que  los varones participan de las decisiones reproductivas básicamente controlando sexualmente a las mujeres para evitar el uso del forro e inducir  a las mujeres al coito interrumpido.

Así, según  el primer   informe  “las mujeres explicitan las dificultades que encuentran para negociar con ellos la anticoncepción y prevención de ITS: mientras el 11% dijo tomar pastillas anticonceptivas, otras dicen frases como “me dijo que era estéril”, “prometió acabar afuera”, “no lo pude evitar”, “me dijo que se hizo una vasectomía”. Son los varones quienes controlan las condiciones del encuentro sexual. Esto pone de manifiesto la necesidad de abordar explícitamente las asimetrías de poder en las relaciones heterosexuales desde las políticas de educación y salud sexual.”

 En cuanto a la violencia masculina estructural, hay muchos ejemplos de este tipo de violencia  en las decisiones reproductivas, pero uno muy sutil tiene que ver con la misoginia de las empresas farmacéuticas. Los contraceptivos hormonales  se inventaron en 1960. Desde 1960 las mujeres, especialmente de clase media, no han dejado de  tomar la “píldora” para regular su fertilidad. Pero todavía hoy no existen anticonceptivos hormonales  para varones;  ¿cuál es el verdadero obstáculo científico para que la anticoncepción hormonal masculina todavía no se haya inventado?; ¿ será la testosterona biológicamente más esquiva que la progesterona y los estrógenos?; ¿será la ovulación mensual más fácil de regular  que la producción diaria de espermatozoides?. No, para nada, en cambio  el control exclusivo de los varones sobre el conocimiento, los procesos de investigación científica   y los  mercados es la principal causa para  explicar  el retraso  de 50 años en la producción  y comercialización de  la anticoncepción hormonal para varones.

 Consecuentemente, hace medio siglo  que son las mujeres las  que tienen que usar la píldora: ir a buscarlas, pagarlas, y acordarse de  tomarlas. Hace 50 años que las mujeres son las únicas  responsables de la anticoncepción hormonal. Las empresas farmacéuticas de punta ya están experimentando y pronostican que en muy poco tiempo la píldora masculina va a salir al mercado. Pero la revolución de la píldora masculina ya fue, porque no garantiza doble protección.

Como  demuestran los  informes de la línea Aborto: más información menos riesgos, los abortos están causados principalmente por el ejercicio de distintos tipos de violencia masculina. Desde la violencia estructural de los  laboratorios farmacéuticos, el maltrato rutinizado contra las mujeres en los hospitales públicos, la desinformación masiva sobre el uso de métodos anticonceptivos a pesar de la existencia de una ley nacional de educación sexual, o el  acceso restringido a los métodos anticonceptivos gratuitos en los hospitales públicos a pesar de lo que diga la   ley nacional de salud sexual y procreación responsable; hasta la violencia interpersonal de los violadores, prostituyentes, fiolos, o la conducta riesgosa e impune de muchos varones (novios, maridos, o amantes) que se niegan rutinariamente a usar el forro. Y por supuesto no nos olvidemos de los  mentirosos,  de los falsos  vasectomizados. 

 

**Los informes completos y otros documentos elaborados por Lesbianas y feministas por la descriminalización del abortoresponsables de gestionar  la línea Aborto: más información, menos riesgos, se pueden ver y descargar en: www.informacionaborto.blogspot.com/