sábado, 5 de junio de 2010

UN MANUAL DE VIOLENCIA PATRIARCAL


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El caso de General Villegas es de manual.

Primero lección: la víctima siempre tiene la culpa: “es una vaguita” dicen en Villegas. La misma regla que usamos para justificar cada uno de los femicidios que suceden cada 36 horas en este país, en cada ciudad, en cada pueblo, chico o grande: porque no era obediente; porque era una turra; porque hablaba demasiado con el primo; porque no soportaba estar sin ella; porque era torta; y así...

Segunda lección: Los violadores no tienen la culpa porque fueron provocados: “son buenos muchachos y en el pueblo los conocemos bien” dicen en Villegas. Exactamente, no son de afuera. No son desconocidos: no son “otros” que entran y salen del pueblo. Por el contrario: son parte de la comunidad, son “nosotros” y por lo tanto no pueden ser violadores. Y esta internalización de la violencia patriarcal es tan densa que una parte de Villegas decide movilizarse y marchar: se llamó la “marcha de la tolerancia”.

Sí, el caso de Villegas es de manual. Y Villegas no es un reducto de nazis que escaparon de Alemania o una secta de psicópatas que creen que el 2010 es el año del apocalipsis. No, Villegas es una comunidad moral, o sea normal, donde la violencia normalizada se vuelve el mecanismo de control social más eficiente para reproducir las desigualdades: se re-victimiza a las víctimas y se exige tolerancia para los violadores.

En este blog nos opusimos desde el principio a la estrategia del banco público de violadores porque es una expresión institucionalizada de esta misma violencia patriarcal. Si te fijás en el campo de la derecha, más abajo, hay un post permanente que se llama:

“10 RAZONES EN CONTRA DEL

REGISTRO PÚBLICO DE VIOLADORES”

Es un texto breve que escribimos con Baruyeras* y que denunciaba la trampa de la violencia normalizada: “Porque la mayoría de los violadores son conocidos por las mujeres violadas. Están dentro de sus hogares, escuelas, oficinas, clubes, comisarías, parroquias, juzgados, vecindarios. Conocemos sus rostros porque violan a cara descubierta. Y aún denunciándolos a cara descubierta prevalece la indulgencia, la sospecha hacia las víctimas y la impunidad”.

El caso de General Villegas es de manual. Es un ejemplo categórico de que el registro público de violadores es un instrumento totalmente inútil para prevenir la violencia contra las mujeres. Al menos para denunciar y hacer visible la peor de las violencias patriarcales, esa violencia rutinizada e irreflexiva que se repite cotidianamente como un dispositivo central del funcionamiento normal de la sociedad y que tiene como principal función garantizar la impunidad de los varones violentos.

* http://baruyoaldia.blogspot.com/

1 comentario:

Bastadesexismo dijo...

Hola,
Ademas de felicitarles por este blog, les informo de que lo elegi para los Premios Dardos, que a su vez me h sido entregado por el blog Sexismo e Misoginia.
Para mayor explicacion, les sugiero ir a mi entrada sobre el tema:
http://bastadesexismo.blogspot.com/2010/06/premio-para-mi-blog.html