sábado, 25 de julio de 2009

LOS PROSTITUYENTES SOMOS DERECHOS Y HUMANOS




Hay prostituyentes de todo tipo; y podemos  ubicarlos   en un continuo de estereotipos que van desde el prostituyente  misógino y violento  en un extremo, hasta el activista de derechos humanos en el extremo opuesto.

De acuerdo con uno de los estudios más extensos sobre perfiles  de  prostituyentes*, el estereotipo más común es el varón que teme y odia a las mujeres. Son los varones  que responsabilizan a  las mujeres de sus fracasos personales y también de la pérdida de valores sociales tradicionales vinculados al machismo. Son en general violentos, verbal y físicamente, y por lo tanto son fáciles de identificar.

Pero existen prostituyentes más sutiles, que argumentan a favor de la prostitución desde los derechos humanos. Los argumentos son varios y en la práctica terminan por influir en las políticas a favor de la reglamentación de la prostitución. Desde este punto de vista, la regulación sería una opción a favor de las mujeres por dos razones: porque es un derecho que tienen cualquier  mujer el de poder optar por la prostitución como cualquier otra forma de trabajo legal, o porque es una estrategia  efectiva  para   la reducción de daños.

El primer argumento supone que la prostitución implica una relación sexual consentida entre adultos y que por lo tanto el Estado no debe prohibirla. El segundo argumento supone que las mujeres que se prostituyen se volverán más autónomas, saldrán de la prostitución callejera a la prostitución a puertas cerradas  y   podrán gerenciar sus propios negocios.

Con respecto al primer argumento y desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres, la prostitución es una expresión absoluta del poder masculino frente a las subordinación y falta de opciones  de las mujeres (porque son pobres/negras/indígenas/travestis/inmigrantes/etc.)

En la mayoría de los casos donde los varones vemos una relación sexual consentida, lo que hay es una relación en la cual una mujer  mantiene una relación sexual no deseada con un varón que no conoce, y  finge placer, por el simple intercambio de dinero, o comida o un lugar para dormir. Llamar a esto una relación sexual consentida implica ignorar la fundamental desigualdad de poder entre varones y mujeres. La prostitución es por sobre todas las cosas una forma social y sexual de subordinación.

En cuanto al segundo argumento, en los  principales  países donde la prostitución se legalizó, con diferentes niveles de regulación, los objetivos no se cumplieron**. Por el contrario, la prostitución aumentó en todos las facetas de la industria del sexo, se descubrió un mayor coordinación  entre  el crimen organizado y  la industria del sexo, aumentó la prostitución infantil y el tráfico de mujeres,  y finalmente aumentó la violencia contra la mujeres. O sea: lejos de reducirse, los riesgos aumentaron.

Los relatos de las mujeres que sobrevivieron a la prostitución y las estadísticas demuestran que la prostitución  les permite a los varones ejercer poder y control sobre las mujeres de un modo    inadmisible en otras esferas de nuestra vida social; y (obviamente) totalmente incompatible desde una perspectiva de derechos humanos.

 

* Bouamama, S. (2004), “L’homme en question. Le processus du devenir-client de la prostitution”, Report of the Mouvement du Nid, Mouvement du Nid- IFAR , Paris.

** Bindel, J. and Nelly , L. (2003) “A Critical Examination of Responses to Prostitution in Four Countries: Victoria, Australia; Ireland; the Netherlands; and Sweden” , Child and Woman Abuse Studies Unit, London Metropolitan University.

lunes, 13 de julio de 2009

¿PROSTITUYENTE ESTÁS?


















Como el lobo de caperucita que acecha sigilosamente en el bosque, el prostituyente  se esconde en la calle. No hay mejor manera de esconder a un prostituyente que  entre miles de otros prostituyentes.

 

 Los prostituyentes circulan en masa    por Buenos Aires y otras ciudades y pueblos y pueblitos  del país, entre una lluvia de volantes y afiches publicitarios ofreciendo  el intercambio de cuerpos de mujeres  por dinero masculino. Naturalizar la violencia es la  forma  más efectiva de esconderla, de invisibilizarla, de taparla. 

 

Pero la conducta típica de un  prostituyente  deja marcas  concretas sobre la salud  de las mujeres. Y aunque nadie quiere hablar sobre el cuerpo y la salud mental de las mujeres explotadas sexualmente, existen relatos, testimonios y algunos datos disponibles que sirven  para desnaturalizar la violencia del prostituyente,  visibilizando así  las conductas violentas y el dolor  de las víctimas.  

 

En un estudio* sobre 854 mujeres víctimas de prostitución en 9 países de 4 continentes se encontró que la prostitución es multi-traumática:

-       71% fueron víctimas de violencia  física;

-       63% fueron violadas; 

-       89 % dijo que quieren  escapar de la prostitución,  pero que no tienen otra opción para sobrevivir;

-    75 % no tiene  acceso a una vivienda; 

-       68% mostró síntomas  de desorden de estrés post-traumático.

 

El  desorden de estrés post-traumático (DSPT)  puede resultar cuando las  personas experimentan  situaciones  traumáticas externas, asociadas a   la posibilidad concreta o frente a las  amenazas  de muerte o lesiones graves contra uno mismo, o por ser testigo de este peligro extremo contra otra persona.

Según el mismo estudio, la mayoría de las veces la prostitución expone a las mujeres a estas situaciones traumáticas, siendo esta violencia intrínseca a la prostitución. El  68% de las mujeres entrevistadas sufrían de DSPT con un grado de severidad comparable a  las víctimas de 1) violaciones, 2) veteranos de guerra y 3) víctimas de tortura de estado.

Este es un mensaje para el lobo-prostituyente o potencialmente prostituyente. La prostitución genera lesiones visibles sobre los cuerpos de las mujeres e invisibles sobre su salud mental. La prostitución en la mayoría de los casos, según el relato de las propias víctimas,  no es un trabajo como les gusta  fantasear a los varones,  sino que se parece más  a la experiencia de ir a la guerra;  de ser violadas sistemáticamente;   o de ser torturadas por el propio Estado. 

Te pregunto a vos, varón prostituyente: ¿Aceptarías  un trabajo que promete  como principales beneficios: dolor, estrés, violencia, enfermedades de TS, miedo, soledad, y una probabilidad muy alta de morir?

Ann Cotton, Melissa Farley, Jacqueline Lynne, et al, “Prostitution and Trafficking in Nine Countries: An Update on Violence and Posttraumatic Stress Disorder” (2003) 2(3/4) Journal of Trauma Practice 33 at 35, online: Prostitution Research and Education http://www.prostitutionresearch.com/pdf/Prostitutionin9Countries.pdf

jueves, 9 de julio de 2009

Feliz 9 de Julio !

Tres frases pelotudas para este o cualquier nueve de julio. Las puede usar, no importa si es político o ciudadano/a, opositor u oficialista.

Entonces, si usted no tiene la más remota idea de porqué carajo nos va como el culo, estos tres caminos pueden dejarlo bien parado/a:

1. "Hace falta más dialogo y consensos".

Es sencillo, no dice absolutamente nada y a la gente le copa.

2. Si eso le parece muy complicado, o simplemente no se lo acuerda, puede decir también: "Los argentinos debemos estar unidos de cara al bicentenario".

Es un poco más piola, demuestra que usted sabe de historia y mira tanto al presente como al pasado.

3. También puede apelar a un clásico, bien facilongo: "Argentina tiene todo para salir adelante".

Tenemos vaquitas, praderas, agua, etcétera, sólo nos hace falta un poquitín de voluntad. Hay mucha fiaca.

Ahí está. Nada de andar hablando de problemas, ideologías y demandas sectaristas. No, la gente le dice no al enfrentamiento. Esta temporada, el último grito de la moda es apelar a la tríada "diálogo", "consenso" y "bicentenario". El resto, es la vieja política, vacía de contenido.