lunes, 22 de septiembre de 2008
BUENOS AIRES PROSTITUYENTE
Vivo, respiro y camino todos los días en una ciudad que celebra la prostitución. Bueno Aires, como muchas otras ciudades del país, representa una cartografía de la supremacía masculina y de la multimillonaria industria ilegal de la prostitución.
En cada esquina y en cada teléfono público se multiplica la oferta de prostitución en diminutos y coloridos volantes que promocionan la explotación sexual de miles de mujeres. Cada uno de estos volantes es una breve pieza de pornografía. Como cualquier otra imagen pornografía tiende a deshumanizar a la mujer y a presentarla como un objeto para ser consumido por varones prostituyentes. Cada volante indica con precisión una dirección, un teléfono y un precio. Toda la información básica que un varón necesita para explotar sexualmente a una mujer en Buenos Aires.
Para que esto ocurra de un modo tan natural, accesible y barato (explotar sexualmente a una mujer al mediodía en el micro-centro puede ser más económico que consumir un almuerzo) es necesario que se cumplan dos condiciones previas: que los varones estemos convencidos de que la prostitución no implica la explotación sexual de una mujer, y que el Estado promueva y sostenga la explotación de la prostitución.
Lo primero está asociado a un largo proceso de aprendizaje que recibimos los varones a través del cual adquirimos e internalizamos ideas estereotipadas sobre la mujer y la prostitución. Nuestros padres, maestros, tíos, hermanos, amigos, el cine, la televisión y otros dispositivos culturales nos enseñan desde la infancia que la prostitución es el trabajo más antiguo de la humanidad y que es positivo para nuestra masculinidad iniciarse sexualmente con una puta. Con lo cual desde chicos somos rigurosamente entrenados para ser prostituyentes. Reconstruir y transformar estos estereotipos requiere de un cambio cultural. Resulta impostergable que los varones empecemos a hablar entre nosotros sobre la prostitución como una forma de violación y cómo esta violencia victimiza a las mujeres e impacta sobre nuestra personalidad y sentimientos masculinos.
Lo segundo está directamente vinculado a la corrupción y a la complicidad del Estado en la operación de las redes de trata y tráfico de mujeres y niñas para ser explotadas sexualmente a los largo de todo el país. La explotación de la prostitución es una industria ilegal organizada en base al soborno masivo de una larga cadena de varones que ocupan cargos en distintas áreas clave del Estado: jueces, policías, funcionarios de migración y políticos.
Mientras lo primero configura la demanda de prostitución, lo segundo hace posible su oferta. Probada la complicidad del Estado patriarcal en el negocio de la explotación sexual de mujeres resulta como mínimo ilusorio pensar que la solución al problema vendrá desde las funciones de control y de rendición de cuentas del mismo “Estado proxeneta”, como lo define contundentemente Sonia Sánchez. Así, la solución vendrá inevitablemente de los varones. La ecuación es muy simple: sin varones prostituyentes no habría mujeres sexualmente explotadas. Pero para lograr este cambio cultural los varones debemos interpelarnos, cuestionarnos y reflexionar sobre nuestra masculinidad violenta y misógina.
Nosotros, los varones, debemos deconstruir lo aprendido como natural y normal sobre las putas y la prostitución. Debemos asociar el hecho de que la prostitución está directamente asociada a la coerción económica de las mujeres, a la exclusión social, y a la discriminación en un marco cultural que naturaliza el dominio de los varones sobre las mujeres. Y asociar el hecho de que el consumo de prostitución de manera aislada y casual está directamente conectado con la operación de complejas redes criminales que secuestran, trafican, violan y torturan mujeres y niñas.
Es necesario convencernos de que una revolución cultural a favor de una masculinidad no-violenta y no-sexista es posible. Somos nosotros, los varones, quienes consumimos cuerpos de mujeres, los que debemos transformar el sistema de valores que moldea nuestra masculinidad violenta. Sin varones prostituyentes, no habría mujeres sexualmente explotadas.
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6 comentarios:
hola chris,
hace tiempo habia leido este post y me habia dejado pensando. en su momento estaba a mil y no pude escribir. recien ahora vuelvo. (voy a ir volviendo tambien a otros posts, cuando junte un poco mas de tiempo...)
no me termina de cerrar la idea de que la prostitution es siempre una forma de violacion. creo que no se puede hablar de "la prostitution" en general y habria que separar los distintos tipos de prostitucion. sin dudas hay una explotacion espantosa en los boliches, puterios, etc del mapita del microcentro que pusiste. en todo lo referido con la trata y el proxenetismo la explotacion es re clara. no esta en discusion.
pero ahora, en la chica/seniora que se para en la esquina los ultimos dias del mes porque no llego con su sueldo, y que no comparte con nadie mas que con ella el dinero que gana, pensas que es lo mismo?
yo creo que no. obviamente, que se para en la esquina proque las oportunidades que tiene son bien pocas, y sin dudas que la sociedad machista tira para eso, donde segun la cultura imperante toda mujer es mala trabajadora y buena puta. sin embargo, muchas de las personas que se paran en la esquina para llegar a fin de mes, no se sienten violadas por cada cliente. si sienten que van a poder darle de comer a sus hijos.
y otro tema relacionado, es la respuesta estatal frente a esto: criminalizacion que lleva a la corrupcion policial (incluso a cambio de sexo gratis) dejando en una situacion aun mucho peor a la que es la victima en esto. la criminalizacion no puede ser la solucion.
comparto que es necesario un cambio cultural en el varon, pero mientras yo apuntaria los caniones a los prostibulos y puterios y no a las chicas o senioras que se paran en la esquina, que ademas (gracias a las redes de proteccion de los puterios) son las mas vulnerables.
un abrazo
che, dragon ball, me parece que no se apuntan los cañones a ninguna señora parada en ninguna esquina en el post. al margen, como estoy sin laburo, ante tu comentario no puedo evitar "enfadarme un poco" o "sentirme un poco triste" (como dice despentes, a mi sexo no le esta permitido tomarse las cosas a mal), frente a lo natural que te parece la prostitución como opción laboral. Seguro ademas que es refacil, y que nadie se da cuenta que estas mas sola que una toronja si esa es tu opcion de trabajo. Despues de todo este año parece que buenos aires es como cuba. ¿Sera que a los varones les cuesta menos llegar a fin de mes? ¿que valoran de otra manera su cuerpo?
Recuerdo a lo largo de los años a muchos profesores, jefes, compañeros de trabajo y de estudio, vínculos cercanos, sugiriéndome varias veces que me iba a ir mejor de puta que de abogada. Siento tu comentario muy cercano a esta recomendación vocacional. Quizás para llegar a fin de mes tenga que ponerme a chupar pija... ooops, ¿pero no es que por dejar de chupar pija, ahora no llego a fin de mes?
Si todas tenemos cara de puta, ¿es dejar de chupar pija la ultima rebeldia antisistema? Por lo pronto, este acto implica la máxima represión que es cagarse de hambre. Claro, me olvidaba, si una se caga de hambre no importa, el tema es darle de comer a nuestros hijos. Pero no tengo hijos!!! Ah, mamita, ves que al final te gusta, te gusta!!!! No es violación, nadie te puso la pistola en la cabeza loca! Quien las entiende...
Ademas, que es ese eufemismo de la "señora que se para en la esquina para llegar a fin de mes"? Más que a realidad huele a propuesta. Remito al post sobre "un mal viaje". Como dice bell hooks, el cine es pedagogía. besos
hey punchou, lo de la senora que se para en la esquina no tiene nada de propuesta, ni es un eufemismo. es una situacion bastante comun que se ve con frecuencia en la calle. esto nos habla de la necesidad de analizar en concreto quienes son las victimas, con datos mas concretos sobre que hacen, sienten, por que y que necesidades tienen
voy a buscar la pelicula que decis.
la vemos juntos?
Hola a todos, quiero felicitar a chris por este aporte, impecable, estoy en Bariloche y aqui como en Buenos Aires la prostitucion, el trafico de mujeres centroamericanas y mujeres de otras provincias es una verdadera verguenza para los que sabemos que la prostitución es esclavitud. Quiero decir por algunos comentarios que no interpretaron bien el significado de criminalizacion. No es a las mujeres en situación de prostitución a quienes hay que criminalizar, sino a los hombres que consumen sexo por dinero y a los hombres, que explotan el negocio o reciben favores del mismo, desde el proxeneta hasta cada juez federal de cada rincon del país, estos son los criminales, la mujer es la víctima.
Todas las mujeres son victimas en esta sociedad, aún la que aparentemente disfruta entregando su cuerpo y creyendose libre cuando decide hacerlo, si tubiera otras posibilidades no lo haria por dinero. Mas aún es victima una madre que por alimentar asus hijos recurre a entregar su cuerpo como mercancía.
La prostitución es una trampa, es esclavitud y existe porque pagamos, los clientes somos los primeros responsables de que no se termine.
Hay quienes quieren justificarla porque tiene mas de seismil años, la esclavitud también y sin embargo la humanidad logró abolirla al menos en la legislación y hoy es un delito, aunque exista nadie puede hablar bien de la esclavitud, con la prostitución tenemos que lograr lo mismo.
Es necesario hablar y hablar de esto, muchos hombres lo entienden, entienden por que no les termina de cerrar el acudir a pagar por sexo y en su intimidad sienten que cuando lo hacen ellos tambien estan perdiendo algo, ya que se meten en un infierno en donde es claro que todo esta mal, que el acceso a la penetración en el cuerpo del o la prostituida es permitido solo por una situación de vulnerabilidad, y si nunca fueron prostituyentes muy probablemente no lo sean si alguien les explicó lo que significa serlo. Hay que hablar, con los amigos, con los hijos, con las personas que esten dispuestas a escuchar.
No HAY QUE ESTAR RECIBIDO DE SOCIOLOGO PARA ENTENDER QUE UNO PAGA PARA ABUSAR DE OTRA PERSONA POR UN TIEMPO DETERMINADO. QUE LA NECESIDAD DE SATISFACERSE NO VALE MAS QUE LA DIGNIDAD DE OTRA PERSONA, AUNQUE ESTA NO PUEDA EVITARLO.
La prostitución es esclavitud, por media hora, por una hora, por 2 pasos o por 100, a los 16, a los 22 o a los 30 años y el principal responsable es el cliente, el prostituyente, y sus complices son el dueño del departamento, el gerente, la policia y el juez.
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